Reto Modulo 3. Transversalidad de género en el deporte.

¿Qué entiendes tú por “transversalidad de género”?

Transversalidad de género o mainstreaming de género o enfoque integrado de género se utiliza para referirse a la responsabilidad de todos los poderes públicos en el avance de la igualdad entre mujeres y hombres.

Es la incorporación del Principio de Igualdad de Trato y de Oportunidades entre mujeres y hombres a las Políticas Públicas, de modo que se garantice el acceso a todos los recursos en igualdad de condiciones, se planifiquen las políticas públicas teniendo en cuenta las desigualdades existentes y se identifiquen y evalúen los resultados e impactos producidos por éstas en el avance de la igualdad real

 

¿Qué desigualdades existen en el sector en el que trabajas?

Personalmente en mi trabajo no veo que exista discriminación de trato u oportunidades entre mujeres y hombres. Todos tenemos las mismas opciones de promocionar y desarrollarnos personal y profesionalmente.

Por ello, he decidido hablar de la desigualdad existente en el deporte en nuestro país.

Creo que todavía queda mucho por hacer en este campo.

Lo primero que hay que observar es que aún hay gente que cree que existen deportes de chicas y de chicos. Es una cuestión de educación.

En muchos colegios o academias o clubs deportivos se puede observar la brecha de género que existe en los participantes de ciertos deportes.

La natación sincronizada, el patinaje artístico o la gimnasia rítmica son deportes casi exclusivos de mujeres. Sin embargo, el boxeo, el motociclismo y automovilismo están asociados al mundo masculino.

Por suerte cada vez hay más hay más integrantes de ambos sexos en estos deportes, pero sigue algo residual. La desigualdad y la discriminación por cuestiones de género sigue siendo brutal.

En muchas facetas, el deporte es un fiel reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Y una de ellas es la desigualdad de salarios y reconocimiento que también sufren las mujeres en este sector en relación a los hombres. Pese a los avances que se han hecho en los últimos años, los datos nos siguen desvelando una realidad que está muy alejada de la que deberían vivir por su dedicación y sus méritos.

Apenas hay una mujer entre los 100 deportistas internacionales con más ingresos, según la última lista Forbes (ella es Serena Williams y cobró menos de la mitad por ganar los mismos torneos que Roger Federer). Una situación que se produce, en gran parte, por la escasa inversión publicitaria que reciben.

¿Por qué existen estas desigualdades? ¿Cómo puede estar tan desnivelada la balanza? Las respuestas llegan principalmente por dos cauces. 

El primero es el distinto trato económico a la hora de retribuir los resultados en las competiciones. Pese a honrosas excepciones, como los torneos del Grand Slam de tenis (Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Open USA), que sí pagan lo mismo a los vencedores en categoría masculina y femenina, sigue habiendo muchos eventos deportivos donde ellas ganan menos. En los grandes torneos de golf, por ejemplo, las diferencias económicas entre los ganadores de hombres y mujeres superan el millón de dólares. A nivel nacional hay un caso sangrante. La Federación Española pagó 1.352,28 euros al Atlético de Madrid Femenino por ganar la pasada Liga, la misma prima que 15 años antes. Se ingresa lo que se genera, dirá alguno. Un razonamiento que se desvanece viendo que, por ejemplo, el campeón de la casi desconocida Copa Federación, que disputan equipos masculinos de Segunda “B” y Tercera división, percibe 90.000 euros. Y el vencedor en categoría juvenil se lleva 12.020 euros. 

La segunda razón que explica estas desigualdades económicas está en la mínima inversión que reciben las deportistas a nivel publicitario. El último informe de mercado realizado a nivel global cifraba en un 0,4% lo destinado por los patrocinadores a deporte femenino. Es evidente que las marcas apuestan por aquellos eventos donde van a conseguir más rentabilidad para su inversión, y para ello se basan en los posibles índices de audiencia o en la popularidad de un deportista. Que las competiciones de mujeres tienen menos seguimiento es un hecho incuestionable. La pregunta es por qué. ¿No interesan a los aficionados, ni siquiera a la mitad de la población, que es femenina? ¿O tendrá que ver más bien con la escasa repercusión que se les da a través de los medios de comunicación e incluso del peor tratamiento que reciben en cuanto a horarios y fechas por parte de los organizadores de algunos torneos? 

 

Un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid desvela que la presencia de la mujer en la prensa deportiva impresa se reduce a un 5,11% de los casos, mientras que el hombre protagoniza el 92,2%  de las informaciones.

La presidenta de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP), Mar Mas, incide en la necesidad de que la actividad de la deportista se pueda ver: “Las mujeres ganan poco porque tienen poca visibilidad. El patrocinador lo único que quiere es que su producto se vea. Una de las cosas que estamos peleando es que el 50% de las cuotas de información deportiva en la televisión y la radio públicas sean para el deporte femenino”.

 

Otro de los lastres que tienen las deportistas en nuestro país se deriva de la legislación. La actual Ley del Deporte, que data de 1990, es discriminatoria con las mujeres: no otorga carácter profesional a las competiciones femeninas. Una situación que provoca que muchas no puedan acceder a un contrato profesional ni estén protegidas por un convenio laboral.

La responsable de la AMDP critica que “nadie haya gastado hasta ahora ni un euro en hacer un estudio que nos dé un diagnóstico real con el fin de hacer unas políticas eficaces. Para reformar la Ley se necesita primero hacer una valoración de la situación a cargo de un organismo independiente y dar a las deportistas la oportunidad de hablar y aportar su punto de vista. De esa forma podremos tener una nueva normativa moderna y acorde al Siglo XXI”.

 

Mar Mas da dos propuestas muy interesantes para potenciar el deporte femenino:

-          Los podios compartidos. En una competición no tiene que haber un podio masculino y otro femenino, sino que se hagan de forma conjunta por pruebas con premios repartidos igual. De esa manera puedes darles el mismo valor y visibilidad a las deportistas en las fotos. Esta propuesta no cuesta dinero y puede ser de aplicación inmediata.

-          Las presidencias compartidas. Tal y como ocurre ya en algunas universidades y algunos consejos la presidencia tendía que ser conjunta y mixta. Si hay mujeres capacitadas y con perspectivas de género dentro de los órganos de decisión se puede lanzar el deporte femenino mucho más. Actualmente solo hay dos mujeres presidentas en las 66 federaciones deportivas nacionales.

 

Deportes y maternidad:

Otro de los grandes hándicaps con el que lamentablemente se siguen encontrando las mujeres deportistas es compaginar el deporte profesional y la maternidad.

Tienen que decidir entre su carrera y su maternidad, ya que muchos de sus patrocinadores dejan de renovar sus contratos en cuanto ella no puede competir por su baja por maternidad. Cosa que no ocurre con el resto de bajas médicas.

Algunos ejemplos de deportistas que perdieron sus patrocinadores son:

- La regatista Blanca Manchón, seis veces campeona del mundo

- Leire Olaberria, ciclista con un palmarés extraordinario

- Alysia Montaño, brillante atleta estadounidense ganadora

 

Las mujeres deportistas profesionales deben elegir entre su maternidad y su profesión. Algo inaceptable, discriminatorio y vergonzoso a estas alturas del siglo XXI.

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